Pedofilia

Sanjuana Martinez

http://video.google.com/videoplay?docid=-5788039500932939246#

Iglesia catolica conservadora

“Mensaje sin preservativo” http://www.elpais.com/articulo/opinion/Mensaje/preservativo/elpepuopi/20090319elpepiopi_2/Tes

Gaza y Juan Goytisolo

“Ver, imaginar, sentir el dolor ajeno”  http://www.elpais.com/articulo/opinion/Ver/imaginar/sentir/dolor/ajeno/elpepiopi/20090113elpepiopi_12/Tes

Bolivia y la corrupcion economica

http://www.lavanguardia.es/lv24h/20090218/53642912339.html

Mexico y la pornografia infantil

MEXICO:historia de un país productor de pornografia infantil

Mensaje


ueves 22 de enero de 2009
México: Puebla y Oaxaca, historia de un país productor de pornografía infantil
Lydia Cacho (CIMAC)

Hace tres meses, me buscó la madre de una de las niñas que fuera utilizada, a los 5 años, para fabricar pornografía infantil por la red de Succar Kuri, protegido de Kamel Nacif, de Mario Marín y Emilio Gamboa, entre otros.

Con la mirada inundada de desesperanza, con la voz cansada, con la ira colgada de su pecho, me dijo que luego de casi cuatro años de abogados, de juicios, de amenazas de muerte, Succar otra vez quiere que su hija vaya a verlo y declare por enésima vez.

Y la niña, ahora de quince años, habla de quitarse la vida si la fuerzan a ir al penal de La Palma a ver a su abusador; si otro juez se atreve a pedirle que narre sus recuerdos de terror infantil. Y la madre dice que si tiene que matar a alguien, pues mata, pero a su hija no la vuelven a llevar a un juzgado.

Y menos aun cuando la Suprema Corte avaló la protección de Kamel Nacif Y Mario Marín, la protección a la red de pederastas y políticos que se protegen por intereses compartidos, intereses empresariales, políticos, de lavado de dinero. Pero no va a matar a nadie, volverá a su hogar a soñar que algún preso compasivo asesina al pederasta en su celda. Ese es el sueño que le permite dormir, que le da esperanza.

A esas madres se suma una más joven, de Oaxaca, llena de orgullo maternal, de dignidad, cuenta una y otra vez las historias. Su mirada muestra cómo su corazón ya está al borde del desconsuelo. Trae consigo los videos –como los traían las víctimas de la red de Succar Kuri-, lleva consigo fotografías y peritajes médicos del daño ocasionado a su bebé por los pederastas. Y habla, y habla para que su país le crea, le crea que aquello que está más que probado, mas que demostrado sí sucedió. Que lo real es cierto.

Leticia Valdez Martell, en su periplo agotador por los medios, busca con la fortaleza de una madre arquetípica, que los culpables paguen por eso que se ve en los videos, por violar bebés en una escuela y grabarles para producir pornografía infantil.

Mientras ella se atreve a decir la verdad, Ulises Ruiz da órdenes para silenciarla. Según una secretaria del juzgado de Oaxaca, hay órdenes precisas del gobernador para que el caso se dilate, para que no se sigan acumulando pruebas. Órdenes para que se apague el caso en el cual está implicados la propietaria del Instituto San Felipe, Yolanda León Ramírez, su esposo, Hugo Gabriel Constantino, su sobrino y profesor de ese centro escolar, Alan Salvador Pérez Ramírez.

Pero no están solos. Han sacado ya de la Procuraduría de Oaxaca doce expedientes de casos similares con los mismos implicados pero a los cuales se suman nombres de agentes de la policía estatal de Veracruz y de Oaxaca. Personajes del PRI estatal y según las fuentes, un pedófilo perteneciente al PRD de esa entidad.

Ninguno de esos expedientes tiene seguimiento; no pude averiguar si fue por amenazas a las familias o por falta de respaldo jurídico de las familias para, como suele suceder, hacer su propia investigación; o si fue por una mezcla de ambas.

Una y otra vez el periodismo nos recuerda, particularmente las televisoras, con su amarillismo morboso y sus noticieros vacuos, que preguntar no es investigar. Que evitar las preguntas correctas, aunque toquen a los poderosos, no es hacer buen periodismo.

Buscar todas las fuentes, escuchar a las víctimas, sí, pero a la vez utilizar sus pistas para seguir a quienes han puesto a las víctimas en semejante situación, es enterar a la sociedad de los entresijos de esa historia.

El no ir detrás de los perpetradores para investigar, no buscar y cuestionar a las redes de poder, a todos los actores de la historia, puede nulificar esa realidad y debilitarla, hasta que se convierta en parte del anecdotario de las infamias mexicanas.

Si el detalle morboso, no investigado, se repite una y otra vez durante una semana, o un mes, llega a convertirse en un elíxir inmunizante. Hasta que quien escucha cambia la estación, el canal o la página. Algunos le cambian porque no pueden más con la impunidad, otros porque no entienden que la historia de Leticia Valdez no es la de un niño violado y una madre desesperada, es la historia de un México productor de pornografía infantil, de un México donde el robo de niños y niñas se relaciona, en muchos casos, con la explotación sexual. La historia de un país donde desde el poder político y judicial los pedófilos se fortalecen, se une y celebran su poder.

Escuchar e investigar la historia de Doña Leticia Valdez, la madre del niño abusado por una red de pederastas y pornógrafos infantiles en Oaxaca, me hace pensar en ella; en sus noches oscuras, en su indignación, en su fragilidad, en sus miedos galopantes. En su esperanza.

Leticia Valdez narra una y otra vez aquél ignominioso siete de noviembre de 2006, el día en que descubrió que su hijo fue víctima de violación, cuando en el baño el pequeño se quejaba y suplicaba para no ir más a la escuela.

Mientras los medios eluden el tema de fondo. ¿Por qué las otras madres y padres de criaturas violadas por el mismo clan y que producían pornografía infantil, han guardado silencio? ¿Por qué el Procurador General Eduardo Medina Mora insiste en el noticiero de Loret de Mola que las violaciones a los Derechos Humanos denunciadas por Amnistía Internacional son casos individuales?

¿Por qué las y los fiscales especiales niegan la existencia de redes de pornografía que las y los periodistas y las propias víctimas demuestran una y otra vez que sí existen? Las redes de impunidad para los grupos criminales no se tejen en silencio, sino a la vista del país entero. Se tejen desde el poder.

Cuántas veces más Leticia tendrá que repetir: “Él ya no quería ir a la escuela, ponía resistencia, tenía pesadillas, se escondía, y no dormía. El niño estaba aterrado. Después de ir a terapias dibujó lo que los violadores le hacían, pues lo videograbaron, ahora ya está mucho mejor”. ¿Cuantos millones de madres y padres mexicanos tendrán que salir a los medios a anunciar que abusaron de sus criaturas y que por decir la verdad están bajo amenazas de muerte?

Pederastia, ante la Suprema Corte

¿Por qué el caso Valdez llegó hasta la Suprema Corte de Justicia?

No llegó porque haya pruebas suficientes para ser contemplado por el tribunal supremo como un caso ejemplar de abuso sexual infantil; aunque algunos ministros intenten llevar agua a ese molino. Ni llegó porque a la Suprema Corte le interese preguntar a Ulises Ruiz cuál es su papel en el caso de obstrucción de justicia y colusión de servidores públicos. Ni para averiguar por qué cuando los violadores estaban a punto de ser arrestados por agentes federales, la policía estatal impidió el arresto.

El caso no llegó a la Suprema Corte porque Ulises Ruiz, gobernador constitucional de Oaxaca, protege indirectamente a la red de pederastas. Ni llegó a la Corte porque uno de los abogados de los pederastas y de sus cómplices es Jorge Franco Jiménez, padre de Jorge Franco Vargas, actual presidente del PRI en Oaxaca.

Ni tampoco llegó a la Corte porque los pederastas, que son muchos y muy bien acomodados en el empresariado y en la política oaxaqueña, veracruzana y poblana, aceitaron la maquinaria de la impunidad. Ni a la Corte le interesará el porqué del silencioso proceder de el Secretario General de Gobierno, Manuel Teofilo García Corpus; del Procurador General de Justicia, Evencio Nicolás Martínez Ramírez; del secretario de protección ciudadana, Sergio Segreste Ríos. O del Secretario Ejecutivo del Consejo Estatal de Seguridad Publica, Alberto Alejandro Márquez Moreno.

Pero la sociedad no se puede equivocar; el caso no fue atraído por la Suprema Corte porque sea del interés de la mayoría de ministras y ministros, sino porque los abogados de Doña Leticia hicieron bien su trabajo y tienen derecho a impedir que los pederastas queden amparados por la ley y consigan un amparo del Tribunal Superior de Justicia en Oaxaca. Es el trabajo de la Corte revisar ese amparo.

Hay que recordar el informe “Infancia Robada: Niñas y niños víctimas de explotación sexual en México”. En Acapulco, Cancún, Ciudad Juárez, Guadalajara, Tapachula y Tijuana se estimó que había 4 mil 600 niñas y niños en esa situación en el año 2000; en la Ciudad de México 2 mil 500; en otras zonas como Monterrey, Puebla y León, mil; en otras zonas turísticas importantes como Puerto Vallarta, Cozumel, Playa del Carmen, Mazatlán, Veracruz, Los Cabos, La Paz, Manzanillo, Ixtapa, Huatulco, mil 500. Leticia salvó a su niño, lo escuchó y reaccionó a tiempo.

El Gobierno del estado de Oaxaca también salvó a los suyos. Mientras tanto la producción de pornografía infantil “casera” como le llama un agente de INTERPOL, crece bajo el amparo del poder.

El Procurador General encontrará argumentos para convertir éste, como millones, en “casos individuales” de violación a los Derechos Humanos. Ignorando el papel que juega la utilización del poder del Estado en defensa de los delincuentes. Pero ya sabemos que a los Derechos Humanos los expulsa de México el Gobierno federal y les escupe en el rostro José Luís Soberanes, el Ombudsman que sueña con llegar a la Suprema Corte; para ello se ha preparado…

Los atentados contra Leticia y su familia no quedarán silenciados. La sociedad vigila a Ulises Ruiz y a sus redes que protegen a la pornografía infantil. Una cosa queda clara: Ni Leticia, ni su familia están solas. Millones de mexicanas y mexicanos estamos a su lado. Ulises Ruiz y sus aliados están vigilados por la sociedad.

Premios de periodismo “Rey de Espana”

http://www.lavanguardia.es/cultura/noticias/20090129/53629573433/los-premios-de-periodismo-rey-de-espana-reconocen-a-gervasio-sanchez-por-un-reportaje-sobre-las-mina.html

Ante el Dia Internacional por los Derechos Humanos

http://es.youtube.com/watch?v=hTlrSYbCbHE&eurl=http://95.gmodules.com/ig/ifr?pid=toshibadirect.com&url=http://www.google.com/ig/modules/youtube_igoogle/v2/youtube

Desplazados y retornados

Comunidad La madre, en Colombia

http://vodpod.com/watch/319742-la-madre

Dicen que no matan. Juan Gelman

Dicen que no matan

¿Armas no letales? Hace 60 años que el Pentágono y la CIA experimentan la posibilidad de obtener agentes bioquímicos para contener a multitudes enardecidas o aniquilar al enemigo en el campo de batalla, inducirles el sueño o efectos similares que faciliten su captura y/o matanza. En el marco del proyecto paradójicamente bautizado “Luz solar”, durante la Guerra Fría se elaboró con esos fines el compuesto BZ, pariente de la escopolamina, un alcaloide vegetal sumamente tóxico. Esta tecnología ha avanzado desde entonces y dicen que no mata.

El muy británico Instituto de Ciencias en la Sociedad (ISS, por sus siglas en inglés) piensa lo contrario: “Las armas electromagnéticas operan a la velocidad de la luz; pueden matar, torturar y devastar; la mayoría de la gente ignora que existen porque se manejan solapadamente y no dejan evidencias físicas. Se han ensayado en seres humanos desde 1976” (www.i-sis.org.uk, 28-5-08). Eso explica la sorpresa del cirujano en jefe del Hospital Central iraquí de Hilla cuando llegaron 20 muertos decapitados y seis heridos sin piernas que viajaban en un ómnibus destruido por un arma misteriosa y silente: ninguno tenía heridas de bala o de perdigones. Los periodistas de la RAI pidieron al Pentágono información sobre el posible uso de rayos láser en este hecho, que tuvo lugar en el 2003. Todavía la están esperando (www.globalresearch.ca, 21-5-08).

Se ha ensayado en Irak y Afganistán el llamado “rayo del dolor”: no es letal pero sí invisible, tiene un alcance de medio kilómetro, penetra la ropa y la piel de las personas alcanzadas y su temperatura, 55 Celsius, causa intensas quemazones. Lo emite un artefacto montado en jeeps Humvee y se están fabricando 14 vehículos Sheriff dotados de un transmisor que irradia energía y una antena que la dirige a blancos humanos. Dicen que no es letal, pero cabe imaginar el efecto que esto produce en niños, ancianos, mujeres embarazadas y enfermos. Hay más. Un proyectil lanzado por el obús de 155 mm. XM1063 del ejército de EE.UU. es capaz de diseminar 152 pequeñas municiones que cubren toda una hectárea y que, al tocar el suelo, esparcen agentes químicos (www.guardia.co.uk, 10-7-08). Todo sea en aras del avance tecnológico.

Un departamento del Pentágono centraliza la marcha de estas novedades que se inscriben en el inocentemente llamado “Programa de control de disturbios”. Empresas privadas que el Pentágono contrata y laboratorios académicos amplían este tipo de arsenal con nuevas invenciones. La Stellar Photonics obtuvo contratos por valor de 4,5 millones de dólares sólo en el 2007 y hoy prepara un rifle portátil de rayos láser que pesará 15 kg, tendrá un alcance de 1,6 km y gozará de “más exactitud (que los rifles actuales) y de la capacidad de alcanzar a un blanco móvil a la velocidad de la luz” (technology.newscientist.com, 17-7-08). La Sierra Nevada Corporation ofrece fabricar una pistola que lanza microondas que penetran directamente en la cabeza de la persona, sorteando las defensas del tejido auditivo y causando una serie de golpes acústicos. La Wattre Corporation, a su vez, ha creado el Hyperspike, un sistema que hace estallar una mezcla de bomba acústica y de luz ante el rostro del blanco humano (blog.wired.com, 31-3-08).

Se pretende que no son armas letales, pero el investigador Neil Davidson de la Universidad de Bradford ha señalado que, incluso así, “alteran la actividad reguladora superior del sistema nervioso central con efectos que pueden durar horas o días” (www.brad. ac.uk, agosto 2007). Estas exquisiteces del Pentágono violan la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas químicas y sobre su destrucción, aprobada por las Naciones Unidas en 1993. La Asociación Médica Británica ha subrayado que la utilización de agentes bioquímicos como armas policiales o militares “es sencillamente impracticable sin generar una mortalidad significativa en la población elegida como blanco… Es casi imposible, y seguirá siéndolo, aplicar el agente adecuado a la gente adecuada en la dosis adecuada sin dañar a la gente no adecuada o sin emplear la dosis inadecuada” (“The Use of Drugs as Weapons” (www.bma.org.uk, mayo 2007). Los “daños colaterales”, vaya. Si lo sabrán los invitados a las cuatro bodas bombardeadas –hasta ahora– en Afganistán.

La fase I del programa del Pentágono –iniciado en el 2000, antes de los atentados del 11/9 y de la guerra en Irak y Afganistán– subvencionó la “identificación de nuevos agentes y combinaciones de agentes… tales como anestésicos/analgésicos, tranquilizantes y bloqueadores neuromusculares” para diseñar un sistema de “aplicaciones de doble propósito” útiles para blancos policiales y militares (www.sc.doe.gov). En el terreno militar se busca “contribuir a los objetivos de EE.UU. y la OTAN en las misiones de paz; la protección de embajadas; misiones de rescate y antiterroristas”. En el campo civil, el control de “secuestros, situaciones de barricadas, multitudes, disturbios domésticos, peleas en los bares” y otros. En resumen: estos “sedativos”, como los llama benignamente el Pentágono, son también instrumentos de control social. El gigante tiene los pies de barro.

Militarizacion de America Latina por USA

http://va.prensa-latina.cu/militarizacion/articulos/geoestrat/5.htm